Una nueva era para Chile

Guillermo Tagle

Ha terminado un ciclo de elecciones especialmente intenso, que ha concluido con Gabriel Boric Presidente electo, con una amplia mayoría, una de las votaciones más altas registradas y siendo el Presidente más joven que habrá tenido como Chile.

El país quiere cambios, necesita cambios, qué duda cabe. Quienes hemos sido tradicionalmente más "conservadores" respecto de la magnitud y amplitud de cambios que Chile puede hacer en cada ciclo, debemos reconocer que hay una gran mayoría que quiere más velocidad, más profundidad y mayor amplitud. Aunque todos con el mismo objetivo: lograr progreso social y económico, mayor inclusión, paz y respeto social, cuidando el planeta y lograr construir una mejor condición de vida para las generaciones que vendrán.

Cada cual cree que su ruta es la correcta y la que deberíamos tomar, y que la ruta que ha elegido el adversario político es equivocada y tiene altas posibilidades de conducir a un barranco. A pesar de ello, hay algo en lo que tenemos consenso y pleno acuerdo: queremos consolidar la democracia como mecanismo para validar y resolver los derroteros a seguir.

Es claro que queremos cuidar y proteger esta forma de organización política para nuestra patria, luego de cinco elecciones en 18 meses y con prácticamente todas las autoridades posibles de elegir, en procesos electorales bien organizados, con suficiente participación ciudadana, un Servicio Electoral eficiente y un cumplimiento de las tradiciones cívicas que nos convierte en ejemplo. En este contexto, no debería haber dudas que estamos frente a un proceso de cambios que debería conducirnos, de buena forma, a esa aspiración de progreso y modernidad que todos compartimos.

Tenemos por delante entonces, una disyuntiva. Podemos quedarnos pegados en una confrontación profunda, respecto de lo correcta o equivocada de la ruta elegida por la mayoría, o sumarnos todos, colectivamente, a trabajar y aportar para lograr un buen diseño de sociedad para la próxima generación. Para adaptarse a este contexto, el mundo empresarial ya ha venido dando pasos enormes para corregir errores del pasado y para asegurar la sostenibilidad de largo plazo de todas las empresas. Con políticas de inclusión y diversidad, de protección del medio ambiente y protocolos internos para mejorar el Gobierno Corporativo y cuidar con buenas prácticas la libre competencia.

En el pasado hubo fallas y errores que se pagaron caro. Ninguna empresa quiere repetirlos, por el genuino interés de aportar al bien común, pero también de darle sostenibilidad de largo plazo a lo que emprende. Se puede decir con seguridad que el mundo empresarial está preparado para adaptarse a los cambios y para aportar al logro de los objetivos que la sociedad demanda. Estamos preparados y disponibles para trabajar con las nuevas autoridades, para colaborar en la construcción de un mundo mejor para todos.

Que los excluidos sean los "revanchistas", los que no creen en la capacidad de crear valor para todos que nuestro país ha demostrado siempre, con tantos ejemplos de que la colaboración público-privada es la mejor fórmula para asegurar el éxito y para proveer una mejor condición de vida a tantos chilenos que todavía no logran vivir como merecen. Queda en las manos de las nuevas autoridades, convocar al diálogo, buscar apoyo de especialistas y técnicos, confiando en que la colaboración será lo que nos permita construir, en libertad, un mejor país para todos.